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Temas de Cooperación Internacional para el Desarrollo

La institucionalización de la perspectiva de género C. Sauteron ellas, muchas veces reproduciendo los roles de género imperantes. De igual manera, se estima que trabajar para transformar las relaciones de género equivale a trabajar con mujeres. Y, en el mejor de los casos, se considera que se cubre este aspecto porque se trabajan algunos proyectos con contrapartes que son organizaciones de mujeres y/o feministas.61 El otro lado de la moneda es que dichos programas y/o proyectos no involucran a los hombres. Si bien una justa preocupación ha sido la integra- ción de las mujeres en los procesos de desarrollo, ahora existe el problema de la falta de participación de los hombres para cuestionar y generar cam- bios en las relaciones de género y en la transformación de las estructuras de poder. “Considerar al género como un aspecto ... enfocado principalmente a las mujeres, resta al mismo su capacidad transformadora.”62 La sustitución de mujeres por género es a la vez una tendencia reduc- cionista y una muestra de invisibilización de las mujeres como sujetas, lo 49 cual no es un acto neutro ni apolítico sino que constituye un acto de poder. Retomando a Michel Foucault, Monreal y Gimeno advierten que “inventar categorías es inaugurar regímenes de visibilidad e invisibilidad; el criterio de lo que constituye el conocimiento, de lo que está excluido y de quién está cualificado para conocer envuelve actos de poder. Los discursos ... subsu- men prácticas y estructuras y tienen efectos de verdad sobre la realidad”.63 Por lo tanto, dista de estar claro qué se entiende por género y por in- corporar la perspectiva de género en el ámbito de la cooperación interna- cional para el desarrollo. Gabriela Sánchez advierte que los discursos de los distintos actores tanto del “Norte” como del “Sur” “se hacen cada vez más equivalentes” por lo que estos conceptos “se han vaciado de significado en la medida en que son utilizados indistintamente por todos los actores para realizar acciones que, en la práctica, pueden tener intencionalidades muy distintas”.64 Por otra parte, si bien en los discursos el género ocupa un lugar relevan- te –lo cual representa en sí un logro–, en la práctica de muchos organismos de cipd el tema no figura entre las prioridades de las agendas principales, por lo que es notoria la brecha existente entre discursos y prácticas. En este sentido, Ana Delso subraya que el elemento que debe determinar una opción de transformación de las relaciones de género es la necesidad de coherencia D. R. © 2010, Instituto Mora Se autoriza la reproducción total o parcial de este artículo, siempre y cuando se cite la fuente.


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